El Villa de Santa Brígida es un rally que le encanta al lanzaroteño
LanzaroteDeportiva.com
Era una de las vueltas más esperadas en el motor lanzaroteño, la de Rubén Curbelo, que desde el 2020 no corre fuera de la isla y la temporada pasada sólo participó en una prueba, el Rally Orvecame Isla de Lanzarote. Así que había ganas de ver en acción al joven piloto lanzaroteño de nuevo, que afrontará con la misma ilusión de siempre la 38ª edición del Villa de Santa Brígida, con el Volkswagen Polo MKVI N5 de Sport&You Canarias y acompañado de Alejandro Rodríguez.
“Los planes para este año serán los de ir prueba a prueba”, remarca el piloto lanzaroteño que nos dice que “la cosa se ha complicado mucho estos meses, algunos sponsors se nos han terminado cayendo y lo que teníamos pensado se ha complicado bastante”.
Pero dentro de esa incertidumbre, renace la ilusión, por volver de nuevo a la carretera, haciendo manos, devorando kilómetros y esta vez con un nuevo compañero de viaje, Alejandro Rodríguez Viera. “Es la primera vez que corro con él pero las referencias que tengo es gracias a sus mentores, David Rivero y Ariday Bonilla, que han sido copilotos míos y a uno de ellos lo conozco de desde la infancia”, señala el piloto sobre la persona que le irá dictando la información de los tramos, añadiendo entre risas, “ha sido una elección de ellos que yo he acatado porque me fio”.
El Villa de Santa Brígida se le da bien tanto a Rubén Curbelo como a Alejandro Rodríguez. Alejandro hizo la prueba en el 2019 con Francisco Suárez y un Opel Adam S acabando en novena posición, mientras que Rubén lo ha hecho en seis ocasiones y en todas ha acabado en el top ten de la clasificación. Especialmente recordada la segunda y tercera posición con Israel Pereira y el Mitsubishi Lancer Evo IX en el 2014 y 2015.
“Firmaría repetir estar luchando por nuestra categoría, que sería lo principal y sobretodo pudiendo terminar la prueba sin problemas, sumando kilómetros y mejorando tramo a tramo”, nos dice mientras repasamos su paso por la cita grancanaria. “Si podemos compararnos con los demás, será un placer, para que los aficionados se diviertan”, añade.
Rubén va con la ilusión por bandera. Estrena año deportivo, estrena coche, estrena copiloto y regresa a una prueba que siempre ha sido fetiche para él. “Es un rally bonito, fácil de reconocer y, sobretodo, muy sencillo, todo cerca, sin grandes enlaces”, dice con cariño de la prueba que arranca este viernes por la noche. “Mi zona favorita es el tramo de Las Meleguinas, muy técnico, zonas muy lentas, muy complicadas, y este año han añadido el plus de zonas muy rápidas con cambios de ritmos muy grandes y creo que será muy divertido y se podrán ver, en algunos tramos, grandes diferencias”. Ahora, a disfrutar de la prueba.